He vuelto

He buscado, contraído, la versatilidad de mi derrota, y he sentido el placer de desaprender. Ahora vuelvo, con el calor de un claro mensaje.

Lucha

Plagiaron mi alma, la vi en manos de un príncipe, entre la letanía de mi voz y la respiración de un anciano.
Nunca le di al alma un valor pignoraticio, como la savia que asciende, así me figuraba a mi espíritu.
Los espejos la encerraron, en una prisión infinita entre dos que se miran.
Mi salvaje rebudio no alcanzó la tela que disfraza la visión. Ahora no sé quien tira de las riendas.
Me entrego a mi pasión, bajo el manto sagrado de algún Dios extraño para sí mismo.
Imparcial, lujurioso. Suburbio doméstico, doctrina exagerada. Piso el piso en el aire de cada mañana. Como greda se embarra en mi y me atrae, como melaza escondida.
El Mengue de algún paraíso que se disfraza de moral, empuja mi cuerpo hacia el todo carente de final.
Y ahí me encuentro, salvando la distancia entre lo que imagino y lo que toco. Quizá dejé en algún tiempo, la fuerza, en alguno de los lados. Quizá, en el equilibrio, ¡ay! pero que dificíl es caminar sin el báculo.

G. F. Degraaff