He vuelto

He buscado, contraído, la versatilidad de mi derrota, y he sentido el placer de desaprender. Ahora vuelvo, con el calor de un claro mensaje.

Vacilante

Estaba bloqueado. La terrible contienda de la rutina concluyo mi ánimo y anesteció mi mente. Con la suavidad de las hojas al caer de un árbol que nadie vió, con ese ruido imperceptible que sólo el alma escucha. Abrí la ventana de mis letras y el horizonte no podía distinguirse. No conseguía oir mis propias súplicas, el cuerpo pesaba mucho como para remontar vuelo. Hoy siento ese pequeño que apenas camina, sentado, debajo mío, sin poder levantar una idea. La salida mas clara parece ser la mas difícil. Caminando bajo el vaho del invierno crudo que galopaba en mis pies, con algunas horas de desvelo, algunas pocas de sueño, comienzo a sentir como pronto el día amanece de noche again. Colillas de cigarros que parten mis labios son las únicas compañías, y esta copa de vino... Ay! esta copa! la oprimo con el ansia de regresar a la marea, al torrente de símbolos que aullan en mi pecho. Recordaba la sensación de la responsabilidad, que extraña se me hacía la quietud en mi alma, como la luna testigo del vendaval infinito, de los rayos que buscaban tocar tierra, así sentía mis ojos al no lograr enfocar un segundo en ese centro que algunos llaman armonía. Nadie tiene la fuerza suficiente, y ningún castigo es mas terrible que aquel que podemos darnos nosotros mismos. Expiarse parece cruel, tan cruel que ningún médico lo recomendaría. Sólo los sabios conocen el manantial de purificación que se esconde en nuestra propia tormenta. Pasa el tiempo, cual el tren que me deja en la estación de las lágrimas. Seca el tiempo los húmedos vastagos que fuerzan la vida. Había regresado a una antigua adicción. La de buscar en el fondo la solución de la utopía. Cientos, miles, millones de rayos que en ninguna dirección bajan del sol hacia mi cuerpo inerte, que come lo que vomita, que roe la silueta de mi sombra. Oh! ¡las flores se marchitan tan pronto! el amor no encaja en mi percepción diaria, está de mi lado. Tropiezo y creo que fue mi culpa. ¡Dèjá vu!, siento haber sido testigo de mis pasos alguna vez... cierto es que los caminos son distintos pero llevan a lo mismo, cierto es que la felicidad dura todo el tiempo que conservamos nuestros ojos abiertos... a mitad de camino el camino se bifurca, señales anuncian el destino y nosotros en el medio de la lluvia, parados frente al camino, mirando, llorando... ¡Tiempo! espero tu aguardo... No olvides en el pasado lo que traes para el futuro... Recuerda que también naciste en algún lado, recuerda que también has visto lo que mis ojos no vieron, deja de correr, detente un minuto a mi lado, y llora conmigo alguna vez.